Casas rurales en Navarra

Navarra es la única región de todo el continente europeo que posee paisajes alpinos, atlánticos y mediterráneos. Desde las nevadas cumbres de los Pirineos a las desérticas llanuras de las Bardenas Reales. Una región con una impresionante riqueza natural que ha sabido conservar. Espectaculares gargantas, coloridos bosques, bellísimos lagos y embalses, cuevas llenas de misterio y numerosos espacios protegidos. Y para descubrirlo, solamente tienes que alquilar una casa rural en Navarra para tus próximas vacaciones.

Los paisajes más frondosos de Navarra se encuentran en los Pirineos, concretamente en la Selva de Irati, ubicado entre los valles de Salazar y Aezkoa. El segundo hayedo más grande del continente europeo, albergando nada menos que tres reservas naturales. Un auténtico paraíso para los amantes del senderismo.

Ochagavía está considerado como el pueblo más bonito de Navarra. Un sitio imprescindible para los aficionados a la fotografía por sus cientos de rincones mágicos. Dando un paseo por el pueblo, podrás admirar sus típicas casas de piedra con tejados de pizarra, algunas de ellas con fachadas blasonadas.

El Foz de Lumbier es un profundo desfiladero que podrás descubrir siguiendo la senda del antiguo ferrocarril de Irati. Un lugar ideal tanto para los amantes del senderismo como para los aficionados a la ornitología, ya que en él es posible contemplar el vuelo de halcones, alimoches y buitres.

Con 6 km de longitud y 300 metros de altura, el Foz de Arbayún es el más largo de todos los desfiladeros navarros. Un impresionante cañón natural que el río Salazar ha ido labrando a lo largo de miles de años. Una manera distinta de conocerlo es dando un paseo a caballo.

Un espacio semidesértico que contrasta con el verdor y la frondosidad de los parajes de los Pirineos. Donde el viajero se sentirá transportado a los paisajes de Arizona. Para visitarlo, deberás seguir las pistas de tierra, realizando un recorrido circular que te llevará de nuevo al punto de partida.

Olite es un verdadero sueño para los amantes de la Edad Media. Por muchas fotos que hayas visto antes, nada puede compararse a visitarlo en persona, especialmente su imponente castillo. Un majestuosos palacio almenado construido por el rey Carlos III. Pero además, el simple hecho de pasear por su maravilloso casco histórico es un auténtico placer.

El monasterio de Leyre parece salido del lienzo de un pintor. Asentado sobre la falda de Leyre, el edificio goza de un enclave privilegiado, con unas vistas que nunca te cansarías de mirar, el curso del río Aragón fluye represado gracias al bellísimo embalse de Yesa.